miércoles, 5 de octubre de 2016

Tu avioneta

La lluvia desciende,
tenue,
arando, con lágrimas,
la luz de tus mejillas.

Tú levantas la mirada
y surcas el cielo
con la punta de los dedos,
dibujando tirabuzones
con las uñas quebradas.

"Estoy vivo y estoy muerto",
dices
en un susurro,
casi tan fugaz
como la lluvia
que te acaricia ya los labios
y se intenta colar en tu garganta.

La noche se ha adueñado de tus pupilas
-pozos negros de agua oscura
que te ahogan ya los cielos
que una vez pintaste
tras las alas-.

"Quiero volar",
piensas.
Y te miro,
y no dices nada.

Llévame contigo
en tu avioneta
de noche estrellada.
Llévame
donde construiste los sueños
que te cuelgan
de las pestañas.

Llévame,
y deja que transforme en pájaros
las arañas,
y derrita el hielo
que desequilibra
tu avioneta de plata.

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