martes, 26 de agosto de 2014

Cuerpo de nube


Tienes una sombra en la mirada,
una capa de luz lúgubre,
un charco de mar claro,
una tela transparente
sobre el iris que se curva
y no amanece.

Hay algo gaseoso en tu presencia,
en tus dedos de aire
con su tacto vaporoso y húmedo
que rompe sobre mares en calma.

Se te han apagado los pájaros
en la garganta
y ya no cantan.

Un susurro entre suspiros
en tu voz quebrada
centellea en humaredas
tras los dientes.

Se te ha nublado el pensamiento.

¿Dónde están los girasoles
que te crecían en los talones?

Enredaderas de polvo.
Telarañas de viento.
Azabache
en tu cuerpo de nube.

Mariposas


El aura de un suspiro tras el beso
es mariposa.
El relámpago del viento que azota los oídos,
el silbido de la brisa al agitar las hojas,
el traqueteo de la lluvia en la ventana,
el crepitar de la llama anaranjada,
la punzada en el pecho con las palabras
“no fuiste nada”,
son mariposas.

Son alas que se posan sobre la frente
y nublan el pensar
con sombras 
que proyectan imágenes
de humedad pegajosa.

De frente en frente.
De vientre en vientre.
De noche a noche.
Y de mes a mes.

Portan recuerdos entre las patas.
Y a cada minuto,
el filo del tiempo araña sonrisas,
cercena momentos
y desangra su corazón de fuego
vaciándolo de calor,
distorsionando lo vivido
y transformando realidades
en edificios de aire.

Quién diría que sería tan grande
el peso de sus membranas transparentes
que tiñen de noche el día
y visten de negro la luna.

Tanta arena…
Tanto polvo en los zapatos
apenas cuando quise descalzarlos.

domingo, 6 de julio de 2014

Silencio


No lo apagues.
Deja de romperlo a puñaladas
de frases hechas.

Lo muerdes a golpes,
súbitas dentelladas
que lo rompen en pedazos.

Como el estallido 
de una botella de plástico
que reestructura su forma deshecha
en medio de una noche sin luna

El silencio te quema
como el fuego de una llama
cargada de cera.

Como si en vez de vela
fuera hoguera
que escupiera chispas ardiendo
a la oscuridad de tu piel.

Pero es vela.
Frágil, temblorosa.
Parpadea
con apenas
un suspiro.
Y, como en un baile
de un ritmo lento,
palpita con cada paso
sobre la tierra.

Y de nuevo la has matado
con un soplido de palabras insulsas.

¡No lo apagues!
Calla.
Escucha.
Es como un acorde plano
¿Ves?
Es tan musical, 
la nada,
Que tiene forma 
en los pentagramas.

Así que no lo tapes
con mantos de gritos.
No hables 
sin decir nada.
Espera a tener una idea
que dar forma 
con palabras.