el polvo se acumula
en tus entrañas.
Tienes la espalda oxidada
y las sienes cubiertas
de agua estancada.
Eres una habitación opaca,
pintada con yeso y madera labrada.
Labios tersos,
ventanas cerradas.
Tu pecho es una puerta blindada,
cerrada con cortinas
de pestañas,
protocolo en las manos
y plomo en las palabras.
quiero amasar tu piel metálica,
sacar brillo a tu cubierta
de plata.
Pero el ardor de la llama
convierte mi piel en ceniza.
¿Cómo fundir hierro
con dedos de paja?
Me he quemado las uñas,
y tu puerta
sigue cerrada.