domingo, 15 de marzo de 2015

Hombre de hojalata

Hombre de hojalata,
el polvo se acumula
en tus entrañas.

Tienes la espalda oxidada
y las sienes cubiertas
de agua estancada.

Eres una habitación opaca,
pintada con yeso y madera labrada.
Labios tersos,
ventanas cerradas.

Tu pecho es una puerta blindada,
cerrada con cortinas
de pestañas,
protocolo en las manos
y plomo en las palabras.

Hombre de hojalata,
quiero amasar tu piel metálica,
sacar brillo a tu cubierta
de plata.

Pero el ardor de la llama
convierte mi piel en ceniza.
¿Cómo fundir hierro
con dedos de paja?

Me he quemado las uñas,
y tu puerta
sigue cerrada.